martes, octubre 09, 2007

Hablar consigo mismo.

Los sueños son tan misteriosos que apenas sorprende que los tratemos con extrema cautela o incluso que les tengamos un, poco de miedo.

Para empezar, no esta en nuestras manos no soñar (todos soñamos, todas las noches) y, en general, no podemos controlar nuestros sueños: en ellos nos encontramos a veces comportándonos como nunca lo haríamos en la vigilia, y ante lo que hacemos en sueños solemos asustarnos o indignarnos. Muchas personas tienen —o creen tener— sueños premonitorios, y para ellas dormir es una vía de acceso a la cuarta dimensión que les ofrece la posibilidad de viajar en el tiempo y ver el futuro. A veces soñamos nuestra propia muerte, o la muerte de seres queridos y, de manera supersticiosa, lo consideramos un presagio. En los sueños pueden aparecer los muertos, aunque suelen hacerlo para tranquilizarnos y bendecirnos.

Después de todo, no sorprende que hombres y mujeres siempre hayan tratado a los sueños con extrema cautela, o que en torno de ellos hayan proliferado supersticiones disparatadas: por ejemplo, que "se basan en los opuestos" (el que sueña con un muerto se enterará de un nacimiento) o que contar un sueño trae mala suerte, o que un sueño de un viernes contado un sábado se hará realidad aunque haya pasado mucho tiempo.

Quizá los seres humano reconocieron instintivamente en época muy temprana que ha confirmado el psicoanálisis moderno: que sea cual sea él modo en que se producen o los sentimientos que tengamos ante ellos, los sueños son una parte importante de nuestra conducta. En cierto sentido, somos nuestros sueños.

Pero, afortunadamente, solo en un sentido. Si soñamos que matamos a alguien, ello no nos convierte en asesinos, ni indica que en el futuro vayamos a matar a alguien. Ni siquiera quiere decir necesariamente que ellos nos gustarían. El significado mas probable es que queremos desembarazarnos de algo representado por la víctima, tal vez algún rasgo de él o de ella que reconocemos en nosotros mismos. Pero incluso esto es una generalización.

sábado, septiembre 15, 2007

El registro de nuestros sueños.

Lo primero que se debe tratar de hacer es tomar nota de todos los sueños que recuerde. Al principio puede ser que se despierte tres o cuatro veces por noche, porque hay un sueño por anotar. Con el tiempo la experiencia le dirá cuáles sueños son lo bastante importantes como para justificar todos los apuntes que pueda tomar, y cuáles puede "dejar pasar". Pero al principio es importante adquirir el hábito de tomar nota de todos los sueños.

Tenga en su mesa de noche un cuaderno -o, mejor aún, hojas sueltas- y un lápiz y, si quiere evitar que su pareja se despierte, también una linterna o una lámpara individual. Es importante tomar las notas lo antes posible después de despertar, abra el cuaderno, tienda la mano para tomar el lápiz, permanezca tendida unos instantes, permitiendo que el sueño, repose en su mente. Después anote el símbolo o incidente más importante del sueño. Si éste ha empezado a desvanecerse (como sucede a menudo) no trate desesperadamente de recordar; cuanto más empeño ponga, peor será. De nuevo permanezca quieta, deje que su mente juegue con la idea del sueño hasta encontrar algo.

Ya completamente despierta, anote la fecha y reserve unos minutos para iniciar su registro. Tal vez no tenga mucho tiempo, a no ser que haya puesto su reloj despertador para que suene media hora antes del momento en que suele comenzar su jornada. Pero por lo menos lea sus notas originales y añada algo que se le ocurra; descubrirá que, a menudo, puede ampliarlas considerablemente después de un intervalo de más o menos diez minutos.

Observe el estado de ánimo del sueño (feliz, triste, nostálgica). ¿Qué siente acerca del sueño en el momento de la revisión? (¿tranquilidad, miedo, preocupación, agrado?) Trate de recordar si algo en lo que pensaba en el momento de dormirse pudo haber provocado ese sueño, y tome nota de ello. Más tarde, cuando tenga tiempo libre, transcriba el sueño adecuadamente. Tal vez le resulte útil emplear una especie de formulario que te recomiendo al final.

Según Jung, la interpretación de los sueños se desarrolla en tres etapas. Primero hay que buscar las alusiones evidentes del sueño a la situación presente, a la vida del soñante en ese momento. Después se debe atender al "contexto cultural” del sueño: la relación con la época, tomando en cuenta no sólo su contenido real sino también su estado de ánimo y su atmósfera. En tercer lugar, Jung pone énfasis en el probable significado arquetípico: el sueño visto en el contexto de la vida del conjunto de la humanidad, los instintos y las emociones que todos compartimos como herencia natural de los milenios de desarrollo de la especie humana.

No se preocupe si al principio no logra captar el fundamento de la interpretación de los sueños, si no puede siquiera ordenar su sueño en una secuencia lógica, de modo que cuando haya terminado de registrarlo todavía parezca un revoltijo de incidentes o símbolos, y no una historia o un relato. Esto ocurre con frecuencia.

Lo principal es tomar nota de todo lo que se recuerde del sueño y de las reacciones inmediatas a él; tanto al soñar como más tarde, cuando ya esté despierta. Pensando en las respuestas emocionales muy a menudo se recuperarán símbolos o incidentes aparentemente olvidados; es muy importante anotar todo lo que se pueda. Al empezar a interpretar, todo lo relacionado con el sueño tiene que tomarse como un indicio de lo que el sueño quiso decirnos; absolutamente nada, aunque parezca superfluo, carece de importancia.

Fecha y Hora aproximada del sueño.
1.- Sueño: escriba el sueño en forma de relato (por fantástico que parezca).
2.- Animo: ¿Cómo se sintió durante el sueño?
¿Cómo se siente ahora?
Le parece que el sueño…
a) le advertía sobre algo
b) lo tranquilizaba
c) le dio consejo.... etc., etc.
3.- Simbolismo: ¿Cuál es el principal símbolo del sueño, y a quién o qué representa?
4.- Contexto: ¿Quién o qué podría haber provocado el sueño

domingo, septiembre 02, 2007

Pesadillas.

Las pesadillas son sueños alarmantes que nos despiertan y nos impiden reanudar nuestros sueños. Casi todos hemos experimentado un sueño que provoca ansiedad o miedo. Algunas personas sueñan con la misma pesadilla repetidas veces. Otros sufren pesadillas cuyo contenido cambia a pesar de contener el mismo mensaje. Son comunes sueños en que la persona se cae, es perseguida, atacada, llega tarde para un examen, es incapaz de moverse o gritar, está desnuda en público… este tipo de sueño suele reflejar la incapacidad del soñador para reconocer y resolver los conflictos en la vida real en relación al tema que muestra la pesadilla.

Es importante destacar que las pesadillas recurrentes intentan dar un servicio importante al soñador. Si, al tener una pesadilla, nuestra reacción es intentar olvidarla cuanto antes, entonces perdemos una ocasión para aprender de ellas y no haremos caso al mensaje que nos intentan transmitir. En este sentido, las pesadillas se pueden considerar como una forma de identificar y tratar problemas personales. A veces nos advierten sobre pautas de comportamientos actuales o desequilibrios psicológicos que debemos resolver. Si logramos hacer caso al aviso y buscar una solución en la vida real, dejaremos de tener la pesadilla, o volveremos a tener el sueño pero con otro final, la conclusión ideal, que representa la prueba definitiva de que hemos resuelto el problema.
Las pesadillas se tienen por uno de estos motivos:
. Un estado emocional débil
. Un recuerdo (consciente o subconsciente) de un acontecimiento traumático
. Un factor externo (el ruido que hace la calefacción o aire acondicionado al apagarse todas las noches) del que no somos conscientes pero que detecta nuestro cerebro, produciendo un cambio brusco en el sueño
. Una mala digestión si se duerme inmediatamente después de haber comido mucho.
. Una personalidad caracterizada por ansiedad, inseguridad o nerviosismo
Para controlar y curar las pesadillas recurrentes hay varias medidas que se pueden adoptar y son:
. Evitar el consumo de alcohol y estimulantes antes de dormir.
. Si duermes en una casa donde se escuchan ruidos ponte unos tapones en los oídos para comprobar si estos ruidos provocan un cambio brusco en el estado del sueño que te lleve a sufrir pesadillas.
. Intenta escribir toda tu pesadilla sobre papel, luego léelo en voz alta, rompe el papel en pedacitos y tíralo. Esto puede tener un efecto terapéutico que llegue a nuestro subconsciente.
. Transforma tu pesadilla en un sueño lúcido y controla los acontecimientos del sueño como si fueras el director de una película.
Si estás soñando que caes y eso te genera angustia, lo ideal sería que te dejaras llevar y que averiguaras en dónde caes y qué es lo que encuentras al llegar allí. Otra opción sería que mientras caes abrieras los brazos y echaras a volar. De esa forma puedes transformar una pesadilla en un sueño alegre y liberador.
Si en tu pesadilla alguien te persigue puedes darte la vuelta y enfrentarte al perseguidor. Si no te atreves a hacerlo en tu forma natural puedes transformarte en otra persona o tal vez quieras hacerlo en forma de animal, como en un lobo, un oso... Los personajes de los sueños sólo son malos mientras uno les tengamos miedo y retrocedamos ante ellos.
Las pesadillas son una subcategoría de los sueño y su diferencia radica en su contenido emocional o atemorizador que generan gran impacto en quienes las viven.
Las pesadillas son la manera que tiene nuestro inconsciente de enviarnos mensajes para que despertemos a nuestra realidad, para que nos veamos como estamos actuando y mejoremos el camino.

jueves, julio 12, 2007

Análisis o interpretación de Sueños.

Los seres humanos vivimos cada noche, mientras dormimos, extrañas y misteriosas aventuras, nuestros sueños. En los tiempos pre-científicos fueron considerados como mensajes sobrenaturales, como una manifestación benigna u hostil de poderes supra-terrenos, demoníacos o divinos y la interpretación de los mismos estaba reservada a unos pocos “iniciados”.

La evolución de las ciencias psíquicas ha arrojado ya suficiente luz sobre los actos de premonición, como para que nos permita no considerar vana la búsqueda presagios o advertencias en la trama de los sueños. Una interpretación más moderna tiene en cuenta todos los factores que influyen en la vida del ser humano, estudiando el fenómeno como auténtica y sincera expresión de la mente, liberada de los lazos de la racionalidad.

Las condiciones de sus génesis, se relaciona con la vida psíquica despierta, su dependencia de estímulos percibidos durante el sueño, singularidades en su contenido que repugnan el pensamiento despierto, etc. La base de la vida onírica es un estado especial de la actividad psíquica que se considera superior a la normal. Los sueños nacen de los estímulos anímicos y representan manifestaciones de fuerzas psíquicas que durante el día se hallan impedidas de desplegarse libremente.

La analogía de una imagen onírica con un hecho puede ser directa, simbólica o inversa. Cada mentalidad refleja las virtualidades anunciadoras del provenir según su condición receptiva. La observación personal revelará a cada uno, en cual de los tres sentidos (directo, simbólico o inverso) ha de considerar su sueño. Si posee condiciones para sentir la premonición en el modo directo soñará encontrarse ya en posesión de aquello que desea y al mismo tiempo sentir una fatiga y una lasitud considerables. El modo simbólico se traducirá mediante un sueño en el que se vería corriendo largo tiempo tras un vehículo en marcha y al que terminará dando alcance. El modo inverso podría ilustrarse mediante el abandono del proyecto y el consiguiente contratiempo y frustración.

La mayor parte de los humanos tienen sueños simbólicos. La inversión de los presagios coincide con un carácter temeroso o extremadamente circunspecto.

La premonición por las imágenes directas es sumamente rara, tiene lugar excepcionalmente cuando se prepara una eventualidad en extremo importante y se da en ciertos sujetos predispuestos, entre los que se reclutan los médiums y los sonámbulos lúcidos. Cuanto más claras y precisas son las imágenes vistas en sueños, más inevitables serán las fatalidades presagiadas o más seguros los triunfos.

domingo, junio 03, 2007

La loca de la casa.

Sabemos, por los Laboratorios de Sueños, que por noche se producen cinco períodos de sueños con imágenes. Dos o tres sueños en cada oportunidad, quince por noche. Sabemos que en los períodos de sueño profundo, donde se creía que no soñábamos, también soñamos. Sabemos que seguimos soñando de día, aunque el ruido diurno impide que nos conectemos con esos sueños: “la vida es Sueño". "¿Adónde van a parar entonces mis sueños? si no los recuerdo". Cada vez más personas dicen no recordar y, muchos, no soñar. No es así, todos soñamos
¿Cuáles son las razones del olvido? Comemos, respiramos mal, nos intoxicamos con remedios que muchas veces nos enferman aún más. Nos alimentamos con demandas, obligaciones, lo que se espera de mí, lo que tengo que hacer: las ideas también intoxican al alma. Hacer, hacer, no hay tiempo para soñar y menos aún para jugar. La fantasía, esa “loca de la casa" fue, hace mucho tiempo, proscripta de nuestra “realidad” y ella descansa, como una flor olvidada en el vaso, en algún lugar al cual no tenemos acceso. La buhardilla de nuestros sueños y fantasías.
Nos enseñaron a no soñar ¿será entonces que estamos todos muy enfermos? ¿O los sueños hacen por nosotros lo que tienen que hacer, con prescindencia de que los recordemos o no? Esto último es cierto, y también es cierto "que la mesa del señor esta servida" y no nos acercamos a ella para gozar de sus manjares. Volver a recordar nuestros sueños, volver a jugar y conectarnos con nuestras fantasías (ensoñaciones diurnas, proyectos, utopías) es volver a conocer el lenguaje olvidado como decía Erich Fromm, donde los dioses y nuestra alma nos hablan, nos envían sus mensajes, anticipándose muchas veces a lo que luego se hará destino, o lo que es aún más importante, son colaboradores de¡ cumplimiento de nuestro daimon, nuestro sino, lo que vinimos a hacer al mundo como tarea principal: nuestro talento, nuestro don. La realización de nuestro Sí mismo, según Jung.
Esto no debemos confundirlo como que debemos “interpretar” esos materiales con los que se alimenta el alma (sueños, fantasías). Todos soñamos, muy pocos "interpretan" sus sueños. Pero todos podemos vivenciarlos. Son partes de nuestra realidad interna, son nuestras experiencias más profundas. Así como hacemos nuestra la fantasía de una película y merced a nuestra identificación con los personajes y la peripecia contada, vivimos en un hora y media, lo que en nuestra vida de "no ficción" nos llevaría años, así también nuestros sueños y fantasías, nos cuentan nuestras propias películas. Somos guionistas, escenógrafos, actores principales y antagonistas. Estas películas internas son nuestra realidad, es más, anticipan nuestra realidad. El cerebro reacciona igual ante algo que vemos, como ante algo que imaginamos. No diferencia ficción de realidad. Un terapia exitosa no presupone modificar una realidad histórica, algo que nos pasó o que creemos que nos pasó. Tan sólo nos da la oportunidad de ver esa realidad de alguna otra forma que nos haga sufrir menos. En cierta forma nuestro pasado es una película que nos contamos sobre nosotros mismos, pero que podemos contar de muchas formas diferentes. Para eso es imprescindible amigarnos con "nuestra loca de la casa", la fantasía y los sueños, diurnos o nocturnos.
No recordamos nuestros sueños, pero sí podemos fabricarlos, atrevemos a armar diferentes versiones sobre nosotros mismos, a fantasear sin temor a que nos llamen la atención porque "estamos distraídos" y llamen a nuestros padres para que nos disciplinen y nos vuelvan a la realidad: hay que aprender y dejar de mirar por la ventana. Pero no es esa quizás, la peor censura. La principal es la que ejercemos nosotros mismos. No dejamos que salga lo que salga, no nos atrevemos a cantar, bailar, a componer un cuento, una poesía, a dibujar libremente. Tiene que ser la mejor poesía, la mejor danza, aquello que se espera de nosotros y que yo espero de mí. Nuestras exigencias ahogan la creatividad espontánea, de dejar salir lo que tenga que salir sin juicios de valor ni estéticos. No dejamos hablar al alma, sofocamos su decir en función de lo que debería decirse.
Recuperemos la capacidad de jugar sin expectativa de ganar o perder, sólo jugar. De soñar y fantasear libremente. Nos va en ello la salud. Recuperemos a '”la loca de la casa" es una bellísima persona, no merece ese destino de buhardilla. Lo mejor de nosotros está aún por suceder.

sábado, mayo 26, 2007

Agua

El Agua, es un símbolo arquetípico, que se encuentra representado en todas las culturas con un rol importante. Es un símbolo del inconsciente por excelencia, el agua en todas sus formas, sugiere las profundidades de la imaginación.

El agua constituye uno de los cuatro elementos y es fundamental para la vida. Es un símbolo de la vida del soñador, se puede decir que sin agua no hay vida. El agua esta presente en todos los momentos de la vida y es utilizada no solo para poder generar vida, sino también forma parte de todas las consagraciones humanas.

La importancia de este elemento creador y conservador, solo donde existe el agua se desarrolla y se mantiene la vida, se expresa vigorosamente en la simbología onírica.

Los sueños de agua, llevan a nuestro mundo inconsciente, a nuestras profundidades, a emociones que nos acarician o nos desconciertan, depende de: si el agua esta tranquila y limpia, agitada o sucia, o aún mas, inmóvil y estancada. En nuestros sueños se asocia con los estados de ánimo y el fluir de la energía emocional. El inconsciente, representado obsesivamente por los sueños de agua, reivindica una atención particular: el soñador debería escuchar más atentamente la propia voz interior, el propio universo emocional.

El agua se consideraba en la antigüedad como símbolo de la resurrección y de la vida.

domingo, mayo 06, 2007

Los sueños y la realidad.


A veces existe escasa relación entre los sucesos de los sueños y los de la vida real. Puede que en nuestra vida diurna estemos experimentando estrés y ansiedad, por ejemplo, pero que por otro lado estemos gozando de sueños eufóricos; otras veces, el éxito y la felicidad diurnos parecen socavados por sueños sombríos.

Esta incongruencia aparente puede ser sencillamente un desfase, que refleja un retraso por parte del inconsciente en cuanto a su capacidad de absorber y responder a los acontecimientos del día. También puede indicar una falta de comunicación entre los niveles consciente e inconsciente de nuestro psiquismo. Con mayor frecuencia, sin embargo, la discrepancia viene dada por el instinto natural de la mente inconsciente de compensar los extremos de humor experimentados en la vigila.

El nivel inconsciente tiende a ser cauto en tiempos de alegría, y optimista frente a decepciones conscientes: los sueños son uno de los útiles de que puede servirse para mantener el equilibrio en nuestro mundo interior.

Al ponernos en contacto con el inconsciente, los sueños tienen la facultad de iluminar zonas envueltas en la oscuridad, garantizando que mantengamos el equilibrio. En un sentido real, nos ayudan a afrontar los altibajos de la vida cotidiana.

Esta ayuda se puede buscar activamente, en lugar de esperar pasivamente que llegue hasta nosotros, inventando un sujeto soñante que se pasee por nuestra mente durmiente. Nuestro sujeto soñante es como el compañero imaginario que podamos haber tenido de niños. Tal ayudante de sueño puede representar la persona que aspiramos ser, o un aspecto no reconocido de nuestro propio yo.

sábado, abril 07, 2007

El escenario de los sueños.

Los sueños están ambientados en su mayoría en escenarios familiares que reflejan los recuerdos e intereses más inmediatos de la persona que sueña y, por tanto, se encuentran inmersos en un contexto cultural y social concreto.

Se sabe que uno de los escenarios, más recurrentes es la propia casa, aunque tal como demostrara Jung en el sueño que le ayudó a inspirarse en su teoría del inconsciente colectivo, el escenario más mundano en apariencia puede estar provisto de una considerable carga de información simbólica.

La casa donde transcurre el sueño de Jung representa su propia psique, y sus diferentes plantas van adentrándose de forma progresiva en su inconsciente hasta llegar al “hombre primitivo” que vive en el sótano. A raíz de sus sueños, Jung animo a sus colaboradores a analizar cada vez con mayor profundidad el escenario en que transcurrían los sueños para desvelar su significado simbólico. Y es que una casa, por poner un ejemplo, puede significar, de forma progresiva, el cuerpo de la persona que sueña, su mente, el cuerpo de su madre e, incluso, por medio de una característica transposición onírica, la casa, o familia de su padre.

Por lo general, cuanto más creativa e imaginativa es la persona que sueña, tanto más probable es que afloren estos niveles progresivos de significado, así como que el escenario donde transcurren los sueños sea mas variado, colorido y llamativo.

Son muchos los pintores afines al surrealismo, que se han inspirado en escenarios o paisajes tomados directamente de los sueños. Y es precisamente la yuxtaposición de lo habitual y lo extraordinario, lo que confiere a sus cuadros ese inconfundible aire onírico. Al igual que sucede con los elementos mas obvios y destacados de un sueño, cualquier elemento del escenario puede experimentar una súbita transformación.

Lejos de ser meros telones de fondo, los paisajes de los sueños también se «viven» y generan experiencias, corno cuando transmiten una impresión de soledad o, por el contrario, provocan una extraña sensación de bienestar. Cuando sus contornos son suaves y despiertan sentimientos de gran intensidad, pueden simbolizar el cuerpo, sobre todo el de la madre de la persona que sueña.

Por otro lado, los escenarios en que transcurren los sueños pueden representar también la topografía de la propia mente, de modo que un barrio desconocido situadlo en una zona apartada de la ciudad puede muy bien simbolizar el inconciente. Asimismo, las escenas nocturnas suelen aludir a las más oscuras profundidades del propio yo interior.

A la hora de interpretar los sueños, es fundamental recordar los detalles de su escenario y su paisaje si se desca descifrar el significado completo que se oculta tras ellos. Si el sueño tiene lugar en un jardín, ¿ese es de diseño formal o más bien informal? ¿Se trata de un jardín bien cuidado o por el contrario las plantas crecen en el selváticamente? O si en el sueño hay una carretera, ¿ésta tiene curvas y vuelve sobre sí misma, o bien es de trazado recto y permite volver a casa cómodamente?

Al analizar los sueños con técnicas como las de Fritz PerIs, que incluye la dramatización de todos aquellos aspectos que se han logrado recordar del sueño, incluso los elementos en apariencia más insignificantes de un escenario pueden revestir una importancia fundamental.

Dado que los distintos elementos que parecen en un escenario pueden representar a personas o aspectos de la personalidad del soñador completamente diferente, es importante establecer, en la medida de lo posible, qué relación existe entre cada uno de esos elementos y la persona que lo soñado. ¿Es dueña esta última del escenario, o bien éste está asociado, siquiera de forma extraña, con alguien de su entorno? ¿Qué emociones hace aflorar el escenario? Si pudiera hablar, ¿qué diría?

Cuanto mayor sea el detalle con que se analicen los sueños, tanto más vividos e intensos se perfilarán los escenario en que transcurren, y tanto más fiables serán como canal de la consciencia del sueño.

lunes, marzo 19, 2007

No hay nada mas universal que nuestros sueños

Todo lo que vemos y sentimos a nuestro alrededor, las montañas, los valles, los ríos, todo lo hemos soñado. Las estrellas, el sol, la luna, la tierra, la risa, las lágrimas y los niños, todo empezó con un sueño. Por la noche, en todo el mundo, los seres humanos cierran sus ojos, abandonan sus mentes diurnas y se dejan transportar a una tierra diferente.

¿Podemos Volar? ¿Podemos saltar por encima del abismo del tiempo y hacer visitas lejanas? ¿Podemos cambiar nuestra forma en un destelo de pensamiento, o fundirnos en el océano o en una montaña? ¿Podemos reunirnos y hablar con aquellos que han muerto o con los que aún no han nacido?
Por supuesto que podemos; hacemos estas cosas todo el tiempo en nuestros sueños. Podemos levantar un rascacielos sobre un lecho de nubes, viajar mas allá de la velocidad de la luz al fin de la galaxia, bailar o nadar en un mar sin fondo.

Pero soñar es soñar y despertar es despertar, desde nuestra infancia hemos mantenido esto bien separado. Hasta en el idioma reconocemos la diferencia entre los dos: “Un sueño es solo un sueño” “Debes estar soñando” “Es un lindo sueño” “Sigue soñando” “Eres un soñador” “Solo es un sueño”.

En Occidente hemos aprendido que los sueños, no son reales. Nos han enseñado que son las proyecciones de la mente en vigilia, por un cumplimiento de un deseo, del subconsciente.
A fin de cambiar nuestro pensamiento, primero debemos cambiar un poco nuestro idioma. La mayoría de nosotros cree que la conciencia está relacionada con la situación de estar despiertos. De manera similar, tendemos a considerar la inconsciencia como la característica de un estado de sueño.

Al referirnos a los sueños como inconsciente, decimos que los sueños son, o bien inferiores a la conciencia o no tienen ningún tipo de conciencia.

Nos han enseñado a creer que los sueños son malos o irreales, pero una creencia no necesariamente tiene que ser la verdad. Las creencias son cosas que nos enseñan, pero las verdades son las que descubrimos. De alguna manera, creemos que nuestros ojos nos dicen qué es lo real. “Abra sus ojos”, es otra manera de decir: “Mire la realidad”.