lunes, julio 21, 2008

Cómo trabajar con nuestros sueños

Solemos olvidar nuestros sueños muy rápidamente: si no les damos caza en el umbral, nunca volveremos a verlos. William Hazlitt

Recordar los sueños no es difícil. El primer paso consiste en registrarlos. Sólo una palabra o dos, anotadas al despertar, ayudan a recordar más tarde el sueño completo y, a medida que se adquiere más práctica, menos difícil resulta recordar sueños bastante detalladamente.

No es posible recordarlos todos. A menos que uno despierte en medio del sueño o en cuanto ha terminado de soñar, es muy improbable que permanezca en la memoria. Esto significa que incluso las personas más experimentadas apenas podrán registrar la quinta parte de sus sueños nocturnos, o menos. No hay modo de saber si los que podemos examinar en detalle son los más importantes, pero, por otro lado, parece haber pruebas de que los sueños realmente importantes llegan tarde o temprano a la conciencia y que nosotros sabemos cuáles son importantes. A veces recordamos muy vívidamente en la vejez un sueño que tuvimos siendo muy jóvenes; ésta parece ser una prueba segura de que ese sueño es importante.

También los sueños recurrentes son significativos. A veces toman la forma de pesadillas y son realmente espantosos; tal vez necesitemos ayuda para interpretarlos y dejar de soñarlos. Por otro lado, los sueños recurrentes pueden ser deliciosos y tranquilizadores.

El novelista francés Julien Green escribió en su diario: Tal vez no debería pronunciar ni una palabra sobre el más hermoso, el más misterioso sueño que he tenido. Lo sueño una o dos veces por año. De pronto me veo en un camino que bordea un acantilado; sé que el sueño está comenzando y con él una sensación tal de felicidad que el lenguaje humano no podría dar ni la más débil idea de ella. Más adelante habrá una gran puerta de hierro muy difícil de hacer girar sobre sus goznes, después una larga avenida arbolada, y de nuevo el acantilado; yo me detengo para mirar el mar, pero en lugar de agua veo una selva inmensa que se extiende hasta el horizonte y cubre todo el paisaje. En ese momento me siento tan feliz como alguien que ha ido más allá de la muerte.

Esta noche soñare…
Si quiere recordar sus sueños, al ir a dormir debe decirse con firmeza: "Esta noche soñaré, y por la mañana recordaré uno de mis sueños". Existen muchas probabilidades de que al despertar recuerde un sueño. Si esto falla, pídale a su pareja, o a un amigo dispuesto a ayudar, que lo observe mientras duerme y que lo despierte cuando vea que sus ojos se mueven por debajo de los párpados. Entonces estará en la etapa de los movimientos oculares rápidos, y casi seguramente podrá recordar su sueño cuando lo despierten. (Los movimientos oculares rápidos son muy claros, pero para mostrarle a su ayudante el aspecto del signo simplemente cierre los ojos y mueva los globos oculares.)

Si empieza a recordar sus sueños, pero sólo unos pocos, hay una técnica que se puede poner a prueba para animarse a recordar más. Ha sido creada por el psicoterapeuta Frederick A. Perls, y aunque parece muy extraña y caprichosa casi siempre da resultado. También puede usarse para descifrar sueños particularmente difíciles.

Tome dos sillas y colóquelas una frente a la otra. Siéntese en una de ellas, y piense que sus sueños están sentados en la otra. -A confinuación, simplemente interróguelos en voz alta. La primera vez que lo haga se sentirá ridícula, pero persevere. Pregúnteles por qué no permanecen en su memoria cuando despierta.

Después pase a la otra silla, y respóndase con las primeras palabras que se le ocurran. Descubrirá que por lo común se da a sí mismo las razones correctas. Podría ser que sus sueños digan: "La vida ya es bastante agitada tal como está; no queremos crearte más motivos de preocupación", o bien: "Somos muy tontos; no creemos que te interesarás en nosotros", o: "No creemos que puedas entendernos".

Las respuestas son casi siempre excusas, a las que habrá que contestar con muy buenas razones. Simplemente dígales a sus sueños que usted tiene mucho tiempo para ellos, que los encontrará interesantes (por eso mismo intenta recordarlos). Probablemente los obstáculos desaparecerán.

lunes, julio 07, 2008

4 leyes para interpretar los sueños.

Ley de las Analogías: Análogo es algo de apariencia igual, por ejemplo, las gotas de lluvia, son iguales a las lágrimas, por lo que si uno sueña lluvia, puede traducirse por ley de las analogías como Sufrimientos. El Toro furioso es análogo al ser humano cuando estallamos en ira, cólera, enojo, nos indicarán a las claras que debemos trabajar con el defecto de la ira, controlar nuestras emociones, la raíz seguramente de varios de nuestros problemas cotidianos tiene su base en la ira y por ello soñamos con el toro. Si estudiamos el comportamiento de un burro y lo comparamos con el comportamiento de la mente veremos que son análogos, por lo tanto la mente siempre ha sido representada por un burro, solo basta recordar que Jesús el domingo de Ramos entra a Jerusalén montado en un burro, indicando que se necesita dominar la mente para lograr el triunfo.

Ley del Número: Cada número tiene un significado, por lo que cada vez que soñamos algo que tenga relación con un número este se relaciona con su significado. Ejemplo, si soñamos con el número 3, significa que debemos ser más creativos, hacer las cosas con más arte, que probablemente tengamos producción espiritual o material, etc.
El Número uno es la Voluntad, es el comienzo de toda cosa, representa el principio masculino, activo. Se relaciona con el Real Ser, la parte más recóndita divinal de cada ser humano.
El Número dos es el símbolo de la mujer, de la Imaginación, de la madre Divina, del Cristo Cósmico, es el número representativo de la Enseñanza de la gnosis que debe vivirse en la practica.
El número tres es producción material y espiritual, es el número del Tercer Logos o Espíritu Santo, indica la creación, el arte, la belleza.
El número Cuatro nos indica los 4 elementos, poner las bases firmes para hacer las cosas, es el símbolo de la misericordia divina y humana.

Ley de los Contrarios: Se refiere esta ley al opuesto de lo que soñamos, a la antítesis del sueño. Un ejemplo claro de ello es el soñar dulce, generalmente representa amarguras. ¿Cómo saber entonces cuál ley utilizar?, debemos someter el sueño a cada ley y relacionarlo con la vida práctica, con lo que vivimos, con lo que hacemos y de ahí sacaremos el mejor resultado.

Ley de las correspondencias: Esta ley se refiere a lo que corresponde en nosotros un símbolo que soñamos, por ejemplo, si uno sueña con una casa, esta simboliza el cuerpo físico, pues si una casa es donde uno vive, así mismo para la esencia el cuerpo físico es una casa. El caballo es símbolo también del cuerpo físico, ya que siendo un vehículo de transporte, es el cuerpo físico también lo es para el alma. En el mundo astral el caballo es símbolo además de la amistad. Si el jinete se cae del caballo nos indica que el cuerpo no tiene un control, que debemos estar más atentos al cuidado del cuerpo físico.