lunes, noviembre 24, 2008

El sexo en los sueños.

Un encuentro casual con un atractivo desconocido; un repentino sentimiento de cariño o pasión; hacer el amor en público al aire libre; ser seducido por un objeto de deseo inalcanzable: tales fantasías eróticas derivadas del inconsciente pueden manifestarse en sueños intensos. A veces nos sorprende, o incluso nos escandaliza, el descubrir que nuestros sueños expresan un impulso o una atracción sexual que nunca reconocemos en nuestra vida cotidiana.

Pocos psicólogos aceptan la abrumadora importancia atribuida al sexo por Freud. Desde el punto de vista jungiano, muchos arquetipos contienen connotaciones sexuales en virtud únicamente de su relación con la creatividad o la fertilidad. Sea cual sea la teoría que uno siga, dada la fuerza de nuestro instinto sexual y las dificultades que solemos tener a la hora de aceptarlos, no es sorprendente que la sexualidad sea un tema destacado en los sueños.

A veces, los sueños sexuales no hacen mucho más que liberar la tensión sexual contenida durante el día, pero pueden simbolizar anhelos más profundos, como el deseo de vivir en armonía con una persona amada. El ejercicio siguiente ofrece una forma de explorar estos temas, a base de combinar la energía sexual y la formación de imágenes mentales para reforzar su vínculo emocional con el amante.

Los sueños acerca de hacer el amor también pueden ser una salida a nuestro deseo de expresarnos de manera creativa, de acercarnos a los sentimientos y la sensibilidad representados por el sexo opuesto (el aspecto femenino del macho, el aspecto masculino de la hembra).

La armonía sexual es un aspecto importante de la integridad. Sorprendentemente quizás, los sueños acerca de granjas de animales están con frecuencia relacionados con el tema arquetípico de la fertilidad, y por consiguiente con la sexualidad.

La llama del amor (Ejercicio para soñar)
Este intrigante ejercicio, basado en una antigua técnica tántrica, está ideado para convocar la imagen de su amante en su mundo onírico.

1° Coloque una vela encendida sobre una mesa y siéntese frente a ella a un metro de distancia. Cierre los ojos y respire profundamente hasta que su mente esté tranquila. Retenga la idea de que no está usted despierto ni soñando, sino en un estado de conciencia que abarca ambas condiciones.

2° Abra los ojos, mire la llama y contémplela sin pestañear. Imagínela tomando la forma del hombre o la mujer a quien ama. Tal vez le ayude imaginarse a dicha persona con los brazos por encima de la cabeza y las palmas de las manos juntas. Si la llama vacila, imagine a su amante bailando sinuosamente y mirándole fijamente a los ojos.

3° Mantenga la mente despejada de pensamientos, concentrándose en la experiencia visual y con la conciencia de que su mente abarca tanto el estado vigilante como el soñante. Sepa que, por esta razón, la persona amada aparecerá en sus sueños.

4° Continúe con el ejercicio durante un mínimo de cinco minutos, y mire de repetirlo todos los días, alargándolo a 15 minutos o más si es posible. Mantenga los ojos tan quietos y la mente tan vacía como le sea posible.

5° Cuando esté muy entrenado en esta técnica, imagínese la llama desapareciendo, y dejando a la persona amada frente a usted.