Solemos olvidar nuestros sueños muy rápidamente: si no les damos caza en el umbral, nunca volveremos a verlos. William Hazlitt
Recordar los sueños no es difícil. El primer paso consiste en registrarlos. Sólo una palabra o dos, anotadas al despertar, ayudan a recordar más tarde el sueño completo y, a medida que se adquiere más práctica, menos difícil resulta recordar sueños bastante detalladamente.
No es posible recordarlos todos. A menos que uno despierte en medio del sueño o en cuanto ha terminado de soñar, es muy improbable que permanezca en la memoria. Esto significa que incluso las personas más experimentadas apenas podrán registrar la quinta parte de sus sueños nocturnos, o menos. No hay modo de saber si los que podemos examinar en detalle son los más importantes, pero, por otro lado, parece haber pruebas de que los sueños realmente importantes llegan tarde o temprano a la conciencia y que nosotros sabemos cuáles son importantes. A veces recordamos muy vívidamente en la vejez un sueño que tuvimos siendo muy jóvenes; ésta parece ser una prueba segura de que ese sueño es importante.
También los sueños recurrentes son significativos. A veces toman la forma de pesadillas y son realmente espantosos; tal vez necesitemos ayuda para interpretarlos y dejar de soñarlos. Por otro lado, los sueños recurrentes pueden ser deliciosos y tranquilizadores.
El novelista francés Julien Green escribió en su diario: Tal vez no debería pronunciar ni una palabra sobre el más hermoso, el más misterioso sueño que he tenido. Lo sueño una o dos veces por año. De pronto me veo en un camino que bordea un acantilado; sé que el sueño está comenzando y con él una sensación tal de felicidad que el lenguaje humano no podría dar ni la más débil idea de ella. Más adelante habrá una gran puerta de hierro muy difícil de hacer girar sobre sus goznes, después una larga avenida arbolada, y de nuevo el acantilado; yo me detengo para mirar el mar, pero en lugar de agua veo una selva inmensa que se extiende hasta el horizonte y cubre todo el paisaje. En ese momento me siento tan feliz como alguien que ha ido más allá de la muerte.
Esta noche soñare…
Si quiere recordar sus sueños, al ir a dormir debe decirse con firmeza: "Esta noche soñaré, y por la mañana recordaré uno de mis sueños". Existen muchas probabilidades de que al despertar recuerde un sueño. Si esto falla, pídale a su pareja, o a un amigo dispuesto a ayudar, que lo observe mientras duerme y que lo despierte cuando vea que sus ojos se mueven por debajo de los párpados. Entonces estará en la etapa de los movimientos oculares rápidos, y casi seguramente podrá recordar su sueño cuando lo despierten. (Los movimientos oculares rápidos son muy claros, pero para mostrarle a su ayudante el aspecto del signo simplemente cierre los ojos y mueva los globos oculares.)
Si empieza a recordar sus sueños, pero sólo unos pocos, hay una técnica que se puede poner a prueba para animarse a recordar más. Ha sido creada por el psicoterapeuta Frederick A. Perls, y aunque parece muy extraña y caprichosa casi siempre da resultado. También puede usarse para descifrar sueños particularmente difíciles.
Tome dos sillas y colóquelas una frente a la otra. Siéntese en una de ellas, y piense que sus sueños están sentados en la otra. -A confinuación, simplemente interróguelos en voz alta. La primera vez que lo haga se sentirá ridícula, pero persevere. Pregúnteles por qué no permanecen en su memoria cuando despierta.
Después pase a la otra silla, y respóndase con las primeras palabras que se le ocurran. Descubrirá que por lo común se da a sí mismo las razones correctas. Podría ser que sus sueños digan: "La vida ya es bastante agitada tal como está; no queremos crearte más motivos de preocupación", o bien: "Somos muy tontos; no creemos que te interesarás en nosotros", o: "No creemos que puedas entendernos".
Las respuestas son casi siempre excusas, a las que habrá que contestar con muy buenas razones. Simplemente dígales a sus sueños que usted tiene mucho tiempo para ellos, que los encontrará interesantes (por eso mismo intenta recordarlos). Probablemente los obstáculos desaparecerán.
Recordar los sueños no es difícil. El primer paso consiste en registrarlos. Sólo una palabra o dos, anotadas al despertar, ayudan a recordar más tarde el sueño completo y, a medida que se adquiere más práctica, menos difícil resulta recordar sueños bastante detalladamente.
No es posible recordarlos todos. A menos que uno despierte en medio del sueño o en cuanto ha terminado de soñar, es muy improbable que permanezca en la memoria. Esto significa que incluso las personas más experimentadas apenas podrán registrar la quinta parte de sus sueños nocturnos, o menos. No hay modo de saber si los que podemos examinar en detalle son los más importantes, pero, por otro lado, parece haber pruebas de que los sueños realmente importantes llegan tarde o temprano a la conciencia y que nosotros sabemos cuáles son importantes. A veces recordamos muy vívidamente en la vejez un sueño que tuvimos siendo muy jóvenes; ésta parece ser una prueba segura de que ese sueño es importante.
También los sueños recurrentes son significativos. A veces toman la forma de pesadillas y son realmente espantosos; tal vez necesitemos ayuda para interpretarlos y dejar de soñarlos. Por otro lado, los sueños recurrentes pueden ser deliciosos y tranquilizadores.
El novelista francés Julien Green escribió en su diario: Tal vez no debería pronunciar ni una palabra sobre el más hermoso, el más misterioso sueño que he tenido. Lo sueño una o dos veces por año. De pronto me veo en un camino que bordea un acantilado; sé que el sueño está comenzando y con él una sensación tal de felicidad que el lenguaje humano no podría dar ni la más débil idea de ella. Más adelante habrá una gran puerta de hierro muy difícil de hacer girar sobre sus goznes, después una larga avenida arbolada, y de nuevo el acantilado; yo me detengo para mirar el mar, pero en lugar de agua veo una selva inmensa que se extiende hasta el horizonte y cubre todo el paisaje. En ese momento me siento tan feliz como alguien que ha ido más allá de la muerte.
Esta noche soñare…
Si quiere recordar sus sueños, al ir a dormir debe decirse con firmeza: "Esta noche soñaré, y por la mañana recordaré uno de mis sueños". Existen muchas probabilidades de que al despertar recuerde un sueño. Si esto falla, pídale a su pareja, o a un amigo dispuesto a ayudar, que lo observe mientras duerme y que lo despierte cuando vea que sus ojos se mueven por debajo de los párpados. Entonces estará en la etapa de los movimientos oculares rápidos, y casi seguramente podrá recordar su sueño cuando lo despierten. (Los movimientos oculares rápidos son muy claros, pero para mostrarle a su ayudante el aspecto del signo simplemente cierre los ojos y mueva los globos oculares.)
Si empieza a recordar sus sueños, pero sólo unos pocos, hay una técnica que se puede poner a prueba para animarse a recordar más. Ha sido creada por el psicoterapeuta Frederick A. Perls, y aunque parece muy extraña y caprichosa casi siempre da resultado. También puede usarse para descifrar sueños particularmente difíciles.
Tome dos sillas y colóquelas una frente a la otra. Siéntese en una de ellas, y piense que sus sueños están sentados en la otra. -A confinuación, simplemente interróguelos en voz alta. La primera vez que lo haga se sentirá ridícula, pero persevere. Pregúnteles por qué no permanecen en su memoria cuando despierta.
Después pase a la otra silla, y respóndase con las primeras palabras que se le ocurran. Descubrirá que por lo común se da a sí mismo las razones correctas. Podría ser que sus sueños digan: "La vida ya es bastante agitada tal como está; no queremos crearte más motivos de preocupación", o bien: "Somos muy tontos; no creemos que te interesarás en nosotros", o: "No creemos que puedas entendernos".
Las respuestas son casi siempre excusas, a las que habrá que contestar con muy buenas razones. Simplemente dígales a sus sueños que usted tiene mucho tiempo para ellos, que los encontrará interesantes (por eso mismo intenta recordarlos). Probablemente los obstáculos desaparecerán.