Los sueños se nos olvidan con mucha facilidad, por lo que es muy importante anotarlos lo antes posible. Independientemente de los métodos que uno emplee para recordar sus sueños, llevar un diario es imprescindible.
Tenga siempre un lápiz y un cuaderno junto a su velador y escriba en el tan pronto como se despierte por las mañanas. Haga los mínimos movimientos físicos posibles, incluso el hecho de darse vuelta en la cama puede desterrar el recuerdo de los sueños. No deje la escritura para mas tarde; por muy vivos que sean, los sueños desvanecerán o sus detalles se verán desvirtuados rápidamente.
Los sueños escritos se convertirán en nuestro expediente, nuestro historial. Existen muchas maneras de llevar un diario de sueños. Hay quienes sugieren separar los sucesos, personajes, colores y emociones en distintas columnas, pero el hecho de clasificar los recuerdos durante su evocación puede ser otra forma de pederlos.
El mejor método es tomar nota del sueño, y luego analizarlo y clasificarlos cuando se disponga de tiempo o en un Taller de análisis de sueños. Anote sus sueños en la página izquierda del cuaderno, y deje la derecha en blanco para los comentarios.
Colóquele un titulo al sueño y la fecha, y de anote tantos detalles como sea posible, a la hora de hacer una interpretación a partir de las distintas partes, a veces son los aspectos aparentemente mas insignificantes los que resultan ser mas reveladores.
Escriba siempre en tiempo presente; trate de revivir el sueño conforme a lo que anota, y de tomar cuidadosa nota de sus emociones. Con el paso del tiempo, podrás identificar distintos tipos de sueños, la repetición de ciertos temas y símbolos, todo lo cual te aportara nuevas perspectivas de nosotros mismos.