Dos representaciones importantes del inconsciente son: la figura de la mujer en los sueños de los hombres y la del hombre, en los sueños femeninos. Jung ha definido estas dos imágenes Anima y Animus, dando así vida a la teoría de psicología analítica en la que, en lo mas profundo de todo hombre, hay una mujer, como en las profundidades de cada mujer, vive una parte masculina.El cuerpo de los hombres y de las mujeres contienen caracteres del sexo opuesto, del mismo modo para la Psique, resulta prevalentemente masculino o femenino, pero contiene el elemento opuesto. La diversa naturaleza es aquella que nos caracteriza, aparece en sueños como una figura del sexo opuesto, con respecto al soñador: es un hombre, en sueños femeninos y una mujer, en sueños de hombres. En las producciones oníricas, nuestro opuesto se libera y se compara con nosotros, con nuestro "Yo", con aquella parte con la que nos identificamos.
Ciertas figuras femeninas, de trazos bien delineados, que interactuan en sueños con el soñador, pueden muy bien representar al otro yo mismo, aquella parte femenina que en la vida cotidiana trata de sucumbir para el prevalecimiento de las características masculinas. Del mismo modo, un hombre que se presenta en sueños, que sentimos importante, a menudo una guía o un apoyo, puede con razón representar aquella parte de nosotros que tiene características masculinas y que en la vida consciente, aparece solo de modo marginal. En cada uno de nosotros hay algo de masculino y femenino y el sueño, es el mejor vehículo para el encuentro de estos dos aspectos de nuestra personalidad.