sábado, abril 07, 2007

El escenario de los sueños.

Los sueños están ambientados en su mayoría en escenarios familiares que reflejan los recuerdos e intereses más inmediatos de la persona que sueña y, por tanto, se encuentran inmersos en un contexto cultural y social concreto.

Se sabe que uno de los escenarios, más recurrentes es la propia casa, aunque tal como demostrara Jung en el sueño que le ayudó a inspirarse en su teoría del inconsciente colectivo, el escenario más mundano en apariencia puede estar provisto de una considerable carga de información simbólica.

La casa donde transcurre el sueño de Jung representa su propia psique, y sus diferentes plantas van adentrándose de forma progresiva en su inconsciente hasta llegar al “hombre primitivo” que vive en el sótano. A raíz de sus sueños, Jung animo a sus colaboradores a analizar cada vez con mayor profundidad el escenario en que transcurrían los sueños para desvelar su significado simbólico. Y es que una casa, por poner un ejemplo, puede significar, de forma progresiva, el cuerpo de la persona que sueña, su mente, el cuerpo de su madre e, incluso, por medio de una característica transposición onírica, la casa, o familia de su padre.

Por lo general, cuanto más creativa e imaginativa es la persona que sueña, tanto más probable es que afloren estos niveles progresivos de significado, así como que el escenario donde transcurren los sueños sea mas variado, colorido y llamativo.

Son muchos los pintores afines al surrealismo, que se han inspirado en escenarios o paisajes tomados directamente de los sueños. Y es precisamente la yuxtaposición de lo habitual y lo extraordinario, lo que confiere a sus cuadros ese inconfundible aire onírico. Al igual que sucede con los elementos mas obvios y destacados de un sueño, cualquier elemento del escenario puede experimentar una súbita transformación.

Lejos de ser meros telones de fondo, los paisajes de los sueños también se «viven» y generan experiencias, corno cuando transmiten una impresión de soledad o, por el contrario, provocan una extraña sensación de bienestar. Cuando sus contornos son suaves y despiertan sentimientos de gran intensidad, pueden simbolizar el cuerpo, sobre todo el de la madre de la persona que sueña.

Por otro lado, los escenarios en que transcurren los sueños pueden representar también la topografía de la propia mente, de modo que un barrio desconocido situadlo en una zona apartada de la ciudad puede muy bien simbolizar el inconciente. Asimismo, las escenas nocturnas suelen aludir a las más oscuras profundidades del propio yo interior.

A la hora de interpretar los sueños, es fundamental recordar los detalles de su escenario y su paisaje si se desca descifrar el significado completo que se oculta tras ellos. Si el sueño tiene lugar en un jardín, ¿ese es de diseño formal o más bien informal? ¿Se trata de un jardín bien cuidado o por el contrario las plantas crecen en el selváticamente? O si en el sueño hay una carretera, ¿ésta tiene curvas y vuelve sobre sí misma, o bien es de trazado recto y permite volver a casa cómodamente?

Al analizar los sueños con técnicas como las de Fritz PerIs, que incluye la dramatización de todos aquellos aspectos que se han logrado recordar del sueño, incluso los elementos en apariencia más insignificantes de un escenario pueden revestir una importancia fundamental.

Dado que los distintos elementos que parecen en un escenario pueden representar a personas o aspectos de la personalidad del soñador completamente diferente, es importante establecer, en la medida de lo posible, qué relación existe entre cada uno de esos elementos y la persona que lo soñado. ¿Es dueña esta última del escenario, o bien éste está asociado, siquiera de forma extraña, con alguien de su entorno? ¿Qué emociones hace aflorar el escenario? Si pudiera hablar, ¿qué diría?

Cuanto mayor sea el detalle con que se analicen los sueños, tanto más vividos e intensos se perfilarán los escenario en que transcurren, y tanto más fiables serán como canal de la consciencia del sueño.

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